jueves, 30 de agosto de 2018

La otra

Insistió en verme a las cinco en el hotel, eso despertó mis sospechas y estuve varias horas antes vigilando desde la ventana del bar.

A las tres la vi llegar, caminaba nerviosa, como buscando a alguien. Pude confirmar mis temores cuando por la misma vereda vi venir a… ¡mi esposa!

En una escena imposible se saludaron como grandes amigas, mi amante y mi mujer en la puerta misma del hotel. No hablaron mucho, se tomaron del brazo y entraron.

Eran las cuatro y media cuando salieron. Mi mujer paró un taxi, mi amante le tiró un beso y se dispuso a esperarme en el bar.









3 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Muchas gracias Cecilia Rangel. Te invito a leer mis otras historias y a volver siempre por acá. Saludos.

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    2. Gracias, por la invitación así lo haré estimado Diego Alba!

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