miércoles, 29 de enero de 2020

Mi abuelita XVII



―Martín, Martincho… vení, pichón. Vení que quiero hablar con vos.

―¿Ahora abuelo? 
―Claro, nene. ¿O tenés que ir a la oficina?
―Dale viejo, ¿que querés?
―Mirá, Martincito, la abuela me dijo que andás medio perdido, que no te ve bien.
Yo sé que la juventud es una cosa hermosa pero se pasa rápido, ¿sabés?
―Ufa abuelo, me vas a decir que cuando vos eras pibe no te gustaba la caravana, ir con las minas, los amigos…
―Si, Martín, pero ¿sabés qué pasa? La vida no es todo joda…
―Ahí va, eso abuelo…¿que es la vida?
...
―Bueno... la vida, la vida es, es... ¡A vos te mandó tu abuela, ¿no, pendejo?!

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lunes, 27 de enero de 2020

Mi abuelita XVI

"… entonces la vieja le advirtió al nieto:
Se está rifando un cachetazo y vos tenés todos los números."

—Pará, Raulito, yo nunca digo así…

—No abuela, esto es un cuento,  una ficción, para la universidad. 

—¿Qué? ¿Esto lo van a leer todos? 

—Si, abuela, tenemos que exponer…

—Me hacés quedar re mal, Raulito... ¿Y si escribís sobre una abuela joven, compinche del nieto? Dale, que van a la plaza y…

—No, abu, esta historia necesita conflicto, personajes duros.

—Esta bien, pero... ¿porqué te la agarrás con tu abu del alma? 

—Abuela… no sos vos. Esta en una vieja mala, una vieja despreciable y rencorosa.

—Raulo, no te pases…

—Jajaja —. Raúl no puede contener la carcajada.

—Raulo... se está rifando un cachetazo y vos...




sábado, 25 de enero de 2020

Como tú quieras


Esta historia se llama como tú quieras.
Es breve pero atrapante, irónica y mordaz.
Parece una estupidez y he ahí la paradoja; es tan genial como tu mente pueda concebirlo.
Es la mejor de mis historias y por supuesto, no la he escrito yo.








jueves, 23 de enero de 2020

Las letras del pecado


Salió por detrás de la casa parroquial mirando a todos lados. El joven curita, balbuceaba una oración. Quería convencerse de que hacía aquello por una buena causa ―después de todo, el orfelinato recibía completo el dinero que cobraba―, pero su conciencia sabía que ese trato espurio nacía de su incapacidad por juzgar a los demás.
El tipo que lo esperaba en la capilla tenía su misma complexión y color de cabello. Podría haber sido su hermano mayor, que no su padre.
Se desvistieron sin mirarse —ese era el trato—. La camisa, el alzacuellos y la sotana con sus mil botones se fueron amontonando junto a la ropa del otro.  
Hasta ahí sólo era una situación impropia, el pecado vendría a continuación. 
El famoso novelista se vistió con las prendas del cura, luego le sonrió y adoptando lo que suponía era una actitud sacerdotal, apuró el paso camino del confesionario.




martes, 21 de enero de 2020

El documento

Muchos le aconsejaron intrusarse, meterse por la fuerza y listo, pero él no era un okupa, era un espíritu recto y esperaría los plazos legales. Si hubiese sabido el embrollo de abogados, audiencias y papeleo que lo esperaba…

Su paciencia tardó en rendir frutos, pero a la larga consiguió el ansiado “Certificado de posesión”. Era solo un papel, pero le garantizaba poder desalojar sin preocupación al habitante original, así hubiera nacido allí. 

Entró confiado por la cabeza y sacó poco menos que a patadas a esa pobre alma. Tomó el control del cuerpo como si fuera un guante y se sintió, por primera vez en mucho tiempo,  ¡vivo!






martes, 14 de enero de 2020

Ucronautas

Camino del quirófano, Eugenio San Gabriel cruzó a dos ucronautas vestidos de centuriones romanos que fumaban con los cascos bajo el brazo. Dada su fe, el doctor conservaba la costumbre de persignarse antes de cada operación, semejante paradoja le causó gracia esta vez.
Se adivinaba la mandíbula tensa bajo el barbijo imaginando las consecuencias históricas que provocaría un error suyo en una intervención tan sencilla para la avanzada ciencia del siglo veintitrés. Por eso manipulaba el material genético con cuidado, por eso controlaba las funciones vitales en todo momento. Quería terminar el procedimiento de inseminación cuánto antes para evitar que en la aldea echaran en falta a la paciente.
Minutos después, se asomó a la sala de espera secándose la frente.

―Todo salió bien, sigue dormida. Ya se la pueden llevar —dijo a los centuriones.

A pesar del éxito, el buen doctor San Gabriel seguía intranquilo, sabía que semanas después tendría que aparecer en Nazaret para explicarle lo mejor que pudiera a la joven judía lo importante que era para la humanidad su singular embarazo.

lunes, 13 de enero de 2020

Doña Angustias

Vivía obsesionada por una idea:
el final trágico.
La perseguía.
La acosaba.
La alcanzaba.
La alcanzó.










domingo, 12 de enero de 2020

Eco lógico

La filtración comenzó en una fosa del océano, tal vez Mindanao o Las Marianas.
Un pequeño soplido de la tierra formando una burbujita, que fue creciendo y creciendo a medida que ascendía.
Cuando la burbuja gigante alcanzó la superficie, estalló con un estruendo sin precedentes.
El terrible sonido ocupó en un solo momento hasta el último rincón del planeta.
Los humanos, con los oídos sangrando, siguieron escuchando su reverberación por mucho tiempo.
No había palabras pero el mensaje era claro: ¡Basta!






jueves, 9 de enero de 2020

No te cambies


A poco de leer a Lafontaine,
una araña quiso ser hormiga.
Se arrancó con dolor dos de sus patas,
y encorsetó muy prieta su barriga.

Con su insectil aspecto modelaba,
por la barra de madera en mi cocina.
Contoneábase ensayando unos visajes,
como en una pasarela parisina.

Acertaron a detectarla mis ojos,
y mi chancleta se le vino encima,
aplastando su cuerpo diminuto,
y dejando en la madera una manchita.

―¿Y eso? ―inquirió curiosa mi mujer.
―Un bicho, queseyó, una mariquita...



lunes, 6 de enero de 2020

Hombres de acero


Tal vez sean las insignias doradas o las hombreras, con más seguridad sea el esfuerzo que presupone obtenerlo, lo cierto es que el uniforme ―el de gala, especialmente ―inviste superioridad en quien lo porta.

Iguales uniformes presuponen igual estatus, pero... ¿qué pasa cuando no son de la misma institución? ¿Cuál prevalece?
Allí juegan otras cosas.
El gesto, el aplomo, el magnetismo personal... esas son las claves que dirimen este "duelo”.

Los protagonistas están cara a cara, exagerando, podría decirse que las viseras de sus quepis se besan. Prueban su temple, ¿quién se impondrá a quién? 
Uno se alza imperceptiblemente sobre sus tacones ganando algún centímetro, el otro adelanta su postura, sostiene la mirada todo lo posible.
Uno presiente una inminente gota de sudor, al otro le escuecen los ojos por no pestañear, ambas barbillas evitan un temblor. 
Al final, el Coronel sucumbe a la presión, mete la mano en el bolsillo y pone un billete de veinte en el guante del botones.




jueves, 2 de enero de 2020

Mi abuelita XV



Sus ojos tienen magia… me pueden. 

Aquella mirada desilusionada de mi abuela, alcanzó para congelarme en el sitio.



―Estás haciendo algo malo y lo sabes, hijito ―decía esa mirada.

Al instante, dejé de golpear al pobre muchacho, alejé mis puños de su cara ensangrentada y retrocedí mirando al suelo con vergüenza. 
El agredido intentó pararse había sido brutal mi castigo ―, su cerebro reblandecido vio una luz de oportunidad y me lanzó un derechazo demoledor.
Fue lona y nocaut, adiós campeonato mundial.
Tirado en el centro del ring, antes de cerrar los ojos, me pareció ver la mirada de desaprobación de mi abuela.

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miércoles, 1 de enero de 2020

El cambiazo

El loco está parado gritando incoherencias en medio de la Estación Central.
Las personas lo evitan y continúan como si nada.
—¡Ayúdenme! —suplica desesperado —. ¡Este no soy yo! ¡Debo escapar de este cuerpo inmundo!
Resulta amenazador y al mismo tiempo duele ver tanta indiferencia.
Me acerco despacio, le tiendo mi mano y me sonríe. Su mirada me sugiere que para él, el loco soy yo.
Al rozar sus dedos siento como si me fulminara un rayo y caigo en plena estación. Desde el piso creo verme a mí mismo alejándome entre la gente. Poco a poco me recupero para descubrir que… ¡soy el loco!
―¡Ayúda! ―grito, arañandome la cara ―. ¡Este no es mi cuerpo!, pero todos se alejan de mí y siguen su camino sin hacerme ningún caso.