domingo, 31 de marzo de 2019

Sobre la belleza

Las sociedades primitivas humanas ya adoraban la belleza.

Entonces eran los lindos quienes se emparejaban con otros lindos. Lindos y un poco narcisistas. El exceso de autoestima hacía que se ocuparan mucho de sí mismos. Entonces apenas tenían uno, máximo dos hijos.

Por oposición, los feos debíamos juntarnos con otros feos y la incertidumbre de tener oportunidades de apareamiento nos predisponía aprovecharlas. Así tuvimos muchos hijos, por lo general feos.

Con el tiempo, la población de feos creció y creció en progresión geométrica descontrolada hasta el punto en que, ¡oh, sabia madre naturaleza!, aquella mayoría social consiguió invertir sus cánones de belleza.

Y ahora los feos pasamos a ser considerados lindos y viceversa. El ciclo se reinicia.





sábado, 30 de marzo de 2019

Equinoccio

Europa embriaga mi alma con sus aromas de primavera, pero en mi corazón exiliado del hemisferio sur, caen las hojas de un doloroso otoño.
 





jueves, 28 de marzo de 2019

Soyapango

Batman fue asesinado hoy.
Ni el pingüino, ni el guasón, ni el acertijo. No hizo falta ningún tortuoso plan.
Un marero le acaba de dar un tiro en la cara al bajar del batimóvil.



miércoles, 27 de marzo de 2019

Smells like teen spirit

Año 2073. Anochecía en el penthouse.
La directora de la corporación se deslizó en su cámara hiperbárica —lujo que pocos podían permitirse—.


Un intenso olor a patas inundaba el recinto, feroz como un cachetazo. Tan contundente que su acompañante de esa noche, apenas lograba reprimir las arcadas. 

En el reposo que siguió al sexo, la joven amante se atrevió a preguntar por aquel inapropiado hedor a queso rancio.


―¿Eso? Es artificial e inocuo, querida, no te preocupes, no hay peligro. Lo uso para relajarme al dormir.

Ante la sorpresa de la chica, la poderosa veterana continuó:


—Te contaré algo de los viejos tiempos, mis tiempos.
Cuando era niña, existían unos pequeños restaurantes de comida basura.
Los fines de semana, papá me llevaba a comer
 y jugar en sus plazas.
Eran unas peceras gigantes, con pequeños laberintos de plástico y piscinas llenas de pelotas de colores. Lugares que jamás limpiaban o desinfectaban, donde los niños debíamos descalzarnos y jugar con desconocidos. 
Así olían los juegos del McDonald's, a eso huele la felicidad para mí.



lunes, 25 de marzo de 2019

La diva y el presidente

―Permítame la insolencia, su Supremacía, le imploro que pruebe este plato.

El Supremo Zupvelyano miró al sirviente con gravedad; habían intentado envenenarlo demasiadas veces. Probó la comida con timidez y de inmediato comenzó a chorrear espuma rosada por las orejas.

―¡Por Ylsfung, esto es un milagro! ―exclamó conmovido―. Las ondas, los aromas, los sabores... ¡se mezclan de una manera tan sublime! Quiero saberlo todo sobre esta receta. ¡Deja de lamer la espuma del suelo!

El sirviente ensayó una explicación:

―Mi hijo... tiene un don para la cocina. Por una rara enfermedad, desde recién nacido debimos alimentarlo con ondas cerebrales. Al crecer, él mismo comenzó a escoger ingredientes y preparar sus comidas.

―Un chico especial, sin dudas. Estas ondas son diferentes a todo.

―Provienen de unos seres singulares, originarios de un planeta en una estrella lejana.

―Mmmmm… ¿Son de un criadero?

―Son orgánicos, abducidos directamente de su hábitat. Un mercader llamado Glorb nos trajo algunos. El secreto está en programarles artificialmente una vida ficticia que sobreexcite su función neuronal. La hembra rechoncha, fue programada para creerse lo que en su cultura llaman una “diva” y el macho, más tímido y retraído, ha sido programado para creerse un semidiós de su planeta llamado P.O.T.U.S. (President Of The United States).

―Oh, por supuesto. No hay ser, por insignificante que sea, que no guarde un secreto culinario.




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domingo, 24 de marzo de 2019

Juntos otra vez

El perrito gemía junto a la tumba de su dueña cuando sonó el disparo.
La mitad de su cabeza quedó embarrada en la lápida.
Una voz lúgubre pronunció:
—Ánda ahora, ve con ella... 

   


viernes, 22 de marzo de 2019

Lo esencial

—Lo esencial es invisible a los ojos.
Repetía con fervor ese mantra como un conjuro contra mi fealdad.
―¿Acaso no sabes que lo esencial también es inaudible a los oídos? ―me dijo la cieguita.










miércoles, 20 de marzo de 2019

Aerolito, el payaso de los abuelitos

Los enfermos, los sufrientes, los viejitos, son el mejor público para Aerolito. A ellos les dedica su función sin aceptar un centavo jamás. Recorre asilos y hospitales geriátricos brindando un momento de inesperada felicidad a los ancianos. 

El show tiene gran nivel, Aerolito comienza con sus gracias y todos estallan de risa. Las carcajadas aumentan incontenibles. Hasta que algo se rompe, una risa se vuelve asmática, sobreviene un ahogo, una mano se aferra al pecho y alguien cae muerto al suelo. Un viejo corazón cansado, incapaz de resistir tanta alegría repentina.

Aerolito interrumpe su actividad hasta que el caso cae en el olvido, recién entonces vuelve con tenacidad a los ensayos. Esta vez su número será más sorpresivo, más gracioso. Su público lo espera.


lunes, 18 de marzo de 2019

Exterminio

El regreso a su hogar le deparaba una sorpresa.
La pantalla mostraba: “Resultados de la búsqueda: 1 video.”
Miró atónito las imágenes donde unos seres muy extraños estaban cortando en pedacitos a su hijo, perdido desde hacía tiempo.
Con los puños apretados de rabia juró que nadie sobreviviría en ese mundo salvaje y violento.
Después, subió a la nave y puso rumbo a Roswell, Nuevo México, Tierra.



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domingo, 17 de marzo de 2019

Mi abuelita VII

Me sobresaltó ver a la vieja, sentada en un rincón.

—¿Ha visto un fantasma mijo? Que todavía no estoy muerta...
—Es que vengo asustado de antes, abuelita ―balbucí.
—¿Y por qué anda cagado esta vez el changuito de la capital?
— No joda, vieja. Ustedes, acá en el campo, están acostumbrados a todo ―dije ofendido.
—Gustavito… largue sin cuidado que estos ojos muertos han visto cosas bien raras.
—Una mujer... se me apareció en la niebla, abuela. Estaba al costado de la ruta con los brazos abiertos, justo entre los dos pueblos, en plena oscuridad en medio de la nada...

La abuela apretó los labios, desvió la mirada y me preguntó, como para asegurarse:
—¿Pálida? ¿Flaquita, qué no? Mal entrazada... con el pelo en la cara...
— Sí, sí, abuela, ¡así era! ―interrumpí nervioso.
—¡Virgencita! Cuando la vea, usted se persigna así. Mira para adelante y sigue manejando derechito ¿ha visto?, no mirarla ni por el espejito. Y ahora a dormir, mijo. Tiene que andar con cuidado, no vaya a perder su alma.

Fueron muchas noches de pasar persignándome hasta que alguien me contó de Yolanda, la puta que atiende entre pueblos.


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sábado, 16 de marzo de 2019

Imaginario

Hace algunos años tenía un amiguito; yo le decía Chicho.
Lo pasábamos muy bien juntos, siempre estábamos jugando Chicho y yo, nunca peleábamos.  Hasta dormíamos en la misma cama —Como si fuéramos hermanitos —, me decía—.

Yo le enseñé una canción que todavía canta cuando está solo.
Ahora ya no jugamos, sus nuevos juguetes no me gustan y ya casi no nos vemos.
Solamente lo veo yo,  pero no significa que sea mi amigo imaginario. Chicho existe de verdad, es un niño real.
No sé qué pasó. Él creció y yo sigo siempre niño y cada vez más... tenue. Y lo extraño.



jueves, 14 de marzo de 2019

La gitana

―Bienvenido a la feria de Qornk, Capitán ―informó alegre el insectoide―. ¡Lástima no haber venido en persona!

―Es peligroso para mí, aún con la armadura de Grasúcilo ―contestó el capitán.

El transmisor de realidad virtual ubicado en la frente de su socio, simulaba el paseo desde la seguridad de su nave.
Perseguían un rumor de gran interés para el capitán. Una hembra humana adivinaba la fortuna en la feria de atracciones de Qornk.

―Ignoraba que los humanos pudieran anticipar el destino ―comentó el insectoide.

―Yo nunca he podido aunque, aquí habla de una raza llamada “gitanos”, quienes se dedicaban a esa actividad en la tierra, hace muchísimo tiempo.
La enciclopedia hablaba además de su exótica belleza y al capitán lo ilusionó la posibilidad real de dejar de ser el último humano.
En el puesto de atracciones, el insectoide sacó boleto y entró.

―¡Vamos preciosa, dile a este joven su porvenir! ―arengó el pequeño Flogtiano volador que oficiaba de animador.

Una vieja orangutana vestida con ropas femeninas, sacó una tarjeta enorme de una pila mugrosa, frunció los labios y sonrió mostrando los dientes, luego se la entregó al enano.

―¡Grandes aventuras espaciales lo esperan! ―anunció guiñando un ojo.

El insectoide salió emocionado.

―La gitana se parece a usted, aunque huela diferente, ¿no cree, Capitán?

Por el intercomunicador solo le llegaron sollozos.


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miércoles, 13 de marzo de 2019

Five o´clock tea

Hace días que Henri le está sirviendo al señor Vandetti un té muy especial.
¿Cómo puede convidarle algo tan suyo este pobre diablo ―boliviano para más datos― al distinguido señor sorete, dueño de la joyería más importante de Buenos Aires?
No lo hace voluntariamente aunque no deja de ser gracioso.

¿Que persigue este insignificante obrero de la construcción, permitiéndole tomar de su brebaje taza tras taza? ¡Que lo reconozcan, que lo traigan del olvido!
Lo hace todo a través del conveniente servicio de la confitería Bon appetit, que hierve el agua del grifo antes de verterla en una tetera de plata.
Pero hay algo raro en ese té, un sabor apenas grasoso, como de agua de fideos.

—¡Esto jamás me hubiera pasado en Zúrich!, 
grita el acaudalado hijo de puta. 

Ante cada rechazo cambian el pedido pero no hay caso. Varios días después, el sabor se hace notorio, insoportable. El té le da diarrea.
Al cabo de un mes, la administración del flamante shopping de lujo, alarmada por las constantes quejas, revisa la azotea y encuentra a Henri.
Su cuerpo podrido flota dentro del gigantesco tanque de agua general, sin que nadie haya notado su ausencia. Curiosamente, el cadáver sin labios de Henri sonríe.


martes, 12 de marzo de 2019

Villarrica


El general que ganó la batalla más cruenta de la guerra del Chaco, hoy llora lágrimas de mierda de paloma en la plaza del pueblo.


El comienzo

“El hombre se transformó en una sombra de sí mismo.”


Desde pequeño tenía la extraña capacidad de manejar sus sueños. Tal vez su condición de huérfano y sus ansias frustradas de conocer mundo tuvieran que ver con eso.
Esa noche era un niño vestido de domingo. Estaba arrodillado, con el traje embarrado, al costado de una acequia, pescando anguilas. A su alrededor, junto al mar, se extendía un miserable poblado de casas desvencijadas de madera.

Una joven monja apareció para reprenderlo. Limpió sus rodillas con un pañuelo inmaculado y lo llevó de la oreja a una iglesia abandonada. Allí, lo acostó sobre un destartalado altar sin cruz. Ya no era más un niño, ahora la veía hermosa como una virgen. A continuación, se recogió el hábito, trepó sobre su cuerpo desnudo y comenzaron a fornicar con lujurioso placer...
Algo no andaba bien. ¡Ella cambiaba! Su cara era la de una anguila de río, sus brazos, tentáculos que le aprisionaron muñecas y tobillos. Le dolía ahí abajo; trató de salirse de su cuerpo sinuoso.
Ella continuó moviéndose sin hacer caso de su resistencia. Con todo, sintió subir el inminente orgasmo. Ya estaba allí.

La mujer anguila emitió un sonido bajo y borboteante, ¡kgluglub! Sin poder evitarlo, eyaculó con fuerza en su interior mientras sentía como si desovara en su espíritu.
Despertó gritando, en su cama del refugio para indigentes. En el baño, comprobó la hinchazón enrojecida de su entrepierna y un hedor a pescado rancio le devolvió la sensación de haber sido vejado. Entonces rompió a llorar sin remedio al comprender que esa pesadilla solo había sido el comienzo de algo mucho peor.


lunes, 11 de marzo de 2019

Hormiga

Me bloquea el paso con el canto de su mano gigante. De igual manera me corta la retirada. Así ­sigue el jueguito durante toda la mañana, hasta que al fin se aburre y me aplasta bajo la yema de su grasiento pulgar.









viernes, 8 de marzo de 2019

Zeerblam de Leubtis

―Buenos días, venerable anciano ―. Saludó el insectoide―. Un amigo me dijo que usted sabe todo lo que pasa en Leubtis.

―Ya sabe lo que dicen, “planeta pequeño…”

―Buscamos a un niño de metal, con la cabeza un poco deforme y una antena al frente...

El viejo pensó unos momentos y respondió:
―Yo buscaría en lo de Zeerblam, al final de la calle que huele a Slunej. El tipo está obsesionado con la llegada de un niño. Entren al lugar directamente, Zeerblam el escultor es demasiado grande como para abarcarlo con la mirada.

―Muchas gracias ―dijo Azarahaia haciendo una reverencia―. ¿Cómo pagaremos este favor?

―Ya que lo encuentren, me ofrendarán algo. Si trataran de escapar me enteraría, ¿verdad?

El atelier del escultor inconmensurable mostraba numerosas proyecciones holográficas flotantes. Azarahaia y el insectoide reconocieron en ellas los más diversos sistemas y galaxias.

Estaban aburriéndose de aquello, cuando descubrieron una constelación que desde cierto ángulo, formaba exactamente el perfil de Ocho Pines. Una poderosa voz dentro de sus mentes los rescató de su embeleso.

―¿Acaso están interesados en la galaxia de “El Enviado”?

El insectoide fue el primero en sobreponerse y responder al aire.

―Usted diseñó la cabeza de Ocho Pines. La hizo a semejanza de esta galaxia, ¿verdad?.

Sus cráneos se llenaron de carcajadas.

―Al contrario, mente estrecha... soy Zeerblam, el escultor de galaxias.




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jueves, 7 de marzo de 2019

Pantano Grande

—¿Amor?
―…
Un suspiro y tu respiración acompasada confirmaron mis sospechas, el cansancio de la playa había ganado la partida.


La noche vestía un gris plomizo y la lluvia sobre el capot producía ese ruido blanco, acogedor y relajante. 


El retrovisor reflejaba la imagen de nuestros hijos, dormidos en la comodidad del asiento trasero. Solo quedábamos el volante, la ruta y yo. Y la noche...

El vaivén del limpiaparabrisas estimulaba mi mente. Los pensamientos saltaban de una idea a otra hasta aferrarse a la más terrible:


"Todo lo que tengo, mi vida completa, todo lo que soy, vuela a ciento veinte kilómetros por hora en este proyectil de dos metros cúbicos de acero".

Aminoré la velocidad espantado y la entrada de ese pueblo desconocido surgió de entre las tinieblas como una tabla de salvación.

Salí de la ruta y tomé el camino de acceso.

—¿Dónde estamos? —preguntaste entredormida.
—En casa, mi amor, siempre estamos en casa...







miércoles, 6 de marzo de 2019

El monstruo de Frankenstein

Al morir en manos de la turba, se sintió tironeado como Túpac Amaru.
Las costuras al final cedieron y su corazón voló al cielo, su cabeza se hundió en el averno y sus manos... con las palmas juntas, piden perdón en el purgatorio.








domingo, 3 de marzo de 2019

El monumento

Al llegar a Leubtis, Azaharaia, la mujer vegetal, se sorprendió de la cantidad y variedad de casinos existentes.
Acompañaba al insectoide en la búsqueda de Ocho pines.
El niño robot había escapado en busca de fortuna y ese lugar era ideal para encontrarla... o perderla.
En el centro de la plaza, vio un monumento flotando en un campo de fuerza. Un gigantesco globo dorado mostraba en su interior la figura de un titánico ser amorfo, rebosante de tentáculos que a pesar de su inmovilidad, causaba verdadero terror.

—¡Que impresionante! —exclamó la zamannita asombrada—. ¿Quién es?

El monumento parpadeaba de modo que no permitía fijar la mirada en él.

—Es Azathoth, el caos que gime en silencio desde el centro del universo —comentó el insectoide con gravedad—. Se dice que al final de los tiempos ha de liberarse para destruir todo lo que existe.

—No entiendo —replicó Azaharaia inclinando su tallo—, ¿por qué harían una estatua de algo tan perverso?

El insectoide no comprendió la pregunta.

—¿Qué estatua?

 
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