jueves, 30 de mayo de 2019

Amigos así

Recién llegado al planeta, Ror, intentó pasar desapercibido por delante del humilde puesto de comida típica. Casi lo había logrado cuando oyó el grito de Glesk.

—¡Hola, compadre! ¡Te ves espectacular con ese atuendo! 

Aunque Ror culpaba de su pasada mala suerte al cocinero zupvelyano, la afectuosa bienvenida lo animó a acercarse.

—Ya ves, Glesk, he mejorado mucho desde la última vez. Ahora soy parte del lucrativo negocio del tráfico de estiércol. 

―Genial, viejo. ¿Para quién trabajas?

―Te contaré, es un millonario excéntrico, dueño de la mitad del planeta Bhzzzz. 

—Por Ylsfung, siéntate, yo invito las bebidas ―dijo el cocinero excitado. 

Ror iba a contarle cómo le había cambiado la vida el conocer a su jefe cuando un impertinente moscardón apareció zumbando a su alrededor. Glesk interrumpió a Ror con un gesto enigmático de la mano, luego movió los ojos calculando la trayectoria futura del insecto y lo aplastó con un violento palmotazo.

—Ahora sí, cuéntame de ese jefe tuyo.

—¡Idiota, acabas de matarlo! ―chilló Ror entre sollozos.


lunes, 27 de mayo de 2019

Tres ratones ciegos

El primer ratón la emprendió a golpes contra el laberinto. Derribó varias paredes hasta salir.

El segundo, se paseó por los pasillos tomando notas y medidas. Logró dibujar un mapa que le permitió escapar de allí.
A su turno, el tercero comenzó a cojear y chillar, como si estuviese herido, hasta que uno de los científicos le abrió la puerta y lo liberó.

Todos opinaron que ese era el más peligroso.



viernes, 24 de mayo de 2019

Desencuentros

En la villa era él, pero también era otro, las miradas ajenas se lo confirmaron. Recorría los pasillos sin miedo, pero con un extraño sentimiento: Ese ya no era su barrio.

«―Roli, andá, traélo a tu hermano. ¡Lo dejamos solo! ―le dijo su madre antes de morirse.»
Jamás hubiera vuelto si no necesitara cumplir su última voluntad. Ella quería que volvieran a estar juntos. Nunca se perdonó por dejarlo allí.

«―¡Machi, viniste! ―deliraba confundida por la fiebre.» 
¿Debía contarle que murió queriendo verlo? 

Cuando su padre los abandonó, Machi empezó a meterse en problemas.
Roli en cambio, siempre vivió para su madre. Apenas pudo, cambió la villa por un barrio de casitas humildes. La oveja negra no quiso seguirlos. Para ese tiempo, ya manejaba algunos negocios turbios ahí.

Regresando de sus pensamientos, Roli advirtió al grupo en la esquina, mal presagio.
Antes de poder explicar quién era; o quién no era, tres balazos lo dieron por tierra.

Todo eran gritos y corridas cuando apareció el Machi.


Nada hay más parecido a la muerte propia que ver morir a tu gemelo.

―¡Hijos de puta, esas eran para mí! ¡Aguantá Roli, aguantá hermano!

A sus propios rasgos, repetidos contra el cielo, Roli susurró: «Otra vez te dejamos solo, Machi…»


miércoles, 22 de mayo de 2019

Indefensos


A la vista de todos, el ladrón le arrebató el bolso a la viejita y echó a correr.
Miramos confiados al cielo.
Esperamos en vano, Superman nunca apareció.








lunes, 20 de mayo de 2019

Gris oscuro

De puro rebelde, despreció la rebeldía, tan de moda por aquellos tiempos.
Decidió entonces, convertirse en otro hombrecillo común, convencional, como los había a montones.
No pensaba explicar a nadie su tan extrema sublevación.
Solo en las noches, en la quietud de su cuarto, se oían unas risitas ahogadas, las más rebeldes que se hayan escuchado jamás.





viernes, 17 de mayo de 2019

Mi abuelita X

Su brazo alzó el cuchillo como tantas veces. La hoja se le quedó temblando en el aire, como nunca. Después bajó con fuerza, cortando limpiamente la cabeza de la gallina.

—Fue la última, ya no sirvo para esto —suspiró secándose las lágrimas con el delantal.




miércoles, 15 de mayo de 2019

Curiosas criaturas

Nada más ingresar en la nave, oyeron ese rugido bajo, primitivo, amenazador.
El insectoide cubrió a Azaharaia con un brazo, le hizo una señal de silencio con el otro y apretó el arma de rayos en un tercero.

Desde la holovisión, que estaba encendida, unos pequeños seres proyectados corrían por la estancia. La voz del locutor informaba:

“―Les drolemites del sistema Drol, son femeninas durante el día pero se tornan masculinos por la noche.
Sólo en los confusos momentos del amanecer y el ocaso consiguen aparearse.
Los científicos suelen adjudicar dicho cambio a ciertas influencias de la sol y el luna...”

Se asomaron con cautela para descubrir al capitán dormido frente al aparato. Sus ronquidos se batían a duelo con el sonido del documental.




¡Volver a la nave nodriza!


martes, 14 de mayo de 2019

Editores

—Con perdón de la mierda, ¡esto es una mierda! Suave, edulcorado, demasiado respetuoso. Esto no se lo vendo a nadie...

El joven autor, encajó como pudo la crítica y aceptó el desafío. Se pasó todo un día afilando el argumento, endureciendo frases, escogiendo palabras más ásperas, más hirientes.

Al anochecer, rellenó un calcetín con todo aquello y golpeó al editor en un callejón oscuro.






lunes, 13 de mayo de 2019

Mariposa

Desde que has leído mi nota en Cosmopolitan no dejas de darle vueltas en tu cabeza: “Evita la rutina, llega al trabajo por un camino distinto, oxigenarás tu biorritmo y tendrás una vida más feliz.”
Por supuesto, tú quieres tu biorritmo oxigenado lo que sea que eso signifique, así que doblas a la izquierda en la plaza, en lugar de continuar recto como siempre.

Un viejo taxista se queda mirándote el culo, el camión detrás suyo le toca bocina, la bocina despierta a un perro en un balcón del tercer piso donde varios obreros están bajando un piano a pulso.

Los ladridos del can espantan al gato que araña a su dueña. Ella derrama la jarra de café hirviendo sobre la raja expuesta un clásico del más fornido de los mudadores de pianos.
La soga resbala de sus manos, el piano cae en el exacto momento en que vas pasando debajo.

A tres metros de tu hueca cabeza, se detiene. Los cargadores han recuperado el control del armatoste a tiempo.

Tu sigues como si nada, aliviada de haber oxigenado tu biorritmo, pensando en comenzar la dieta de la luna. Ignorando lo cerca que has estado de morir, por estúpida.

¿Yo?, yo me tomo otra raya de coca, envío esta mierda de escrito  al editor y te aborrezco con toda mi alma.



domingo, 12 de mayo de 2019

Mi compromiso


Me encanta 
el brillo de tus uñas,
tus caricias que sanan,
la gracias de tus dedos, 
las líneas de tu palma.
Pero no me malentiendas,
jamás pediré tu mano.



jueves, 9 de mayo de 2019

La amansadora



—Disculpe,  buen hombre, ¿podría informarme para qué es esta fila?
—Desde luego, esta es la fila para morir.
—No parece avanzar mucho...
—Es que, bien mirado, esperar y morir son la misma cosa.








miércoles, 8 de mayo de 2019

El genio


Su silueta emerge del torbellino de arena ardiente que alza el viento del desierto. Las luces rojas le agregan un velo misterioso, como de espejismo.

—¡Riquezas, fama, juventud! ¡Éxito, amor, felicidad! —grita el genio —. Todo puedo brindártelo si me lo pides, viajero místico.

Grandes dones suelen acompañar la perdición, susurra mi desconfianza. La codicia me traiciona liberando un gesto que aunque mínimo, resulta una clara señal para el genio. Con los ojos en llamas se lanza presuroso hacia mí. Casi ha llegado a mi lado cuando miles de bocinas estallan a mi alrededor y me liberan del encantamiento.

Las luces son verdes ahora, arranco y acelero la alfombra mágica por la avenida mientras en mi retrovisor se queda su cara desilusionada, su cintura flotando en la nube de smog, los brazos abiertos repletos de artículos mágicos, punteros láser, cubrevolantes, cargadores para celular.





martes, 7 de mayo de 2019

La llorona

Aunque había crecido escuchando en los fogones inquietantes historias sobre ánimas y aparecidos, no tuvo corazón para dejar, en medio de la noche y sola, a esa hermosa muchacha que le hizo autoestop.
Treinta años, cinco críos, dos trabajos y una hipoteca después, comprendió la maldición.











lunes, 6 de mayo de 2019

Mi abuelita IX

Dos duros matones me retenían contra la pared del estacionamiento.

El viejo gitano los miraba, divertido, mientras me golpeaban en el estómago exigéndome el pago de la deuda.

—Oh, Jerry, sin suerte ni dinero no deberías jugar —me advertía demasiado tarde.

Los golpes dolían pero dolía más la vergüenza de que todo sucediera frente a la abuela Kriska.

Kriska Jovanka no era mi abuela, me pagaba por acompañarla al hospital y en ese momento yo no estaba en posición de despreciar ningún dinero.

Mientras me golpeaban, la anciana hizo al viejo gitano un gesto de acercarse.
Él, se agachó junto a su boca para escucharla por sobre mis quejidos.


La abuela murmuró brevemente en su oído y el gitano se puso pálido, asintió nervioso y de inmediato ordenó a sus gorilas que me dejaran en paz, hizo un extraño signo en el aire y se retiró sin darle la espalda.

Nunca supe lo que la anciana le dijo aquella mañana, jamás me cobraron la deuda ni volvieron a molestarme después de ese día.
La abuela Kriska murió al poco tiempo, llevándose consigo el secreto. 

En su memoria, nunca más pisé una mesa de juego.


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viernes, 3 de mayo de 2019

Los isleros




El pez-niño llora en el fondo del bote con un anzuelo clavado en la boca.
Su llanto contrae el duro corazón de los dos hermanos.
El menor se tapa los oídos con desesperación;
el otro se arrima estremecido y a duras penas logra cortar el sedal y arrojarlo por la borda.
Una semana después, siguen sin salir a pescar y sin hablar de aquello.
Marcharse a Buenos Aires para trabajar de albañiles es su única opción.
Les cae bien el asado de falda de la obra.
Nunca más el río, nunca más pescado.









miércoles, 1 de mayo de 2019

Fiesta nocturna

—Ven a bailar, querido.


—¿Aquí? Estás loca.


—Eres el muerto más aburrido de este cementerio.


—¡Te he dicho que no estoy muerto!


—Entonces, con más razón...