lunes, 29 de marzo de 2021

Un día antes del fin del mundo

Alguien se suicidó.
Alguien ganó el gordo de la lotería.
Alguien dejó de fumar.
Alguien terminó de pagar su casa.
Alguien adoptó un cachorro

Alguien escribió un cuento sobre el fin del mundo.






martes, 16 de marzo de 2021

El rey de las olas

Viajar en colectivo por la autopista siempre dispara mi imaginación. Alguien abre una ventanilla y el viento en la cara cambia la monotonía del administrativo por la adrenalina de un intrépido surfista. Entonces, cautelosamente, me animo a soltar las manos del soporte. Sonrío y flexiono apenas las rodillas para mantener el equilibrio. Es una sensación increíble hasta que una frenada brutal me arroja sobre un tipo gigante que va durmiendo. El infame gorila se queda mirándome desde su asiento. Estoy paralizado. Reacciona, se dispone a aniquilarme y de pronto entrecierra los ojos. Mi alma se debate en el péndulo de sus párpados ―¿lo hará? ¿no lo hará? ¿lo hará? ―, hasta que el bamboleo hipnótico del colectivo gana la batalla y Gargantúa rinde la testuz ante Morfeo.

Por el retrovisor, el chofer me mira como diciendo: ―¡Que salvada!



jueves, 11 de marzo de 2021

Sororidad

Sentada en la vereda, se frotó su panza de embarazada considerando alternativas:

“Por ahí ya se calmó, por ahí se le pasó el pedo y está dormido”. “O tal vez está furioso, queriendo terminar lo que empezó anoche”.

Le daba miedo entrar aunque fuera su casa, pero sabía que la situación no mejoraría por hacerlo esperar. Al abrir la puerta con sigilo, la sorprendió encontrarse frente a otra mujer.

―Había que hacerlo ―le dijo la desconocida ―. Capaz que hoy no, pero algún día te iba a matar, yo misma lo vi.

Su cara le parecía familiar y sus manos temblorosas empuñaban un objeto parecido a un control remoto.

La dueña de casa se asomó a la habitación y vio a su marido acostado, la mirada fija en el techo y las manos crispadas sobre el corazón.

Detrás suyo oyó la voz de la intrusa:

―Cuando lo revisen parecerá un ataque cardíaco. Ahora tengo que volver.

Y tocándole la panza con ternura agregó:

―Vamos a estar bien. Cuidame mucho, Mamá.

Luego se desvaneció ante sus ojos.



viernes, 5 de marzo de 2021

Una noche distinta

Los perros comenzaron a ladrar como locos, tanto barullo metían que Pedro dejó el control remoto junto a la cerveza y salió en camiseta al frío de la noche.

―¿¡Qué mierda les pasa a ustedes!? ―les gritó —. ¡Quiero ver el partido!

Era una pregunta retórica pero uno de los perros le respondió en perfecto español:

—¿Sabe que pasa, jefe? Hay una perrita alzada en la otra cuadra. 

La cara de Pedro se transfiguró de horror. Retrocedió lentamente sin dejar de mirar al animal y cuando ganó unos metros, corrió en dirección a la casa. 

Entró jadeando y pegó la espalda contra la puerta, Marta se alarmó al verlo tan pálido. Él quiso explicarle pero de su boca solo salieron unos ladridos desesperados.