viernes, 29 de mayo de 2020

Jabón no bajo

Edu Polos. ¿Cómo olvidarme del guacho que me hizo perder mi primer laburo repartiendo jabón en un camioncito?
Al llegar al lavadero del viejo Polos, sorprendí al Edu en pleno franeleo con la prima. Se puso tan nervioso que me dijo que me fuera, que no necesitaban producto.
Más tarde, el padre llamó recaliente a la jabonería y le contestaron que su hijo había rechazado el pedido, pero Edu, caradura, declaró que yo me había negado a descargar el jabón:
―Solo pude oir eso, “Jabón, yo, hoy no bajo.”―se rió Edu Polos.
Y su despreciable risa me persiguió hasta que me enteré del embarazo de la prima.

BONUS
Frase palíndromo: "―Solo pude oir eso, “Jabón, yo, hoy no bajo.”―se rió Edu Polos."

jueves, 28 de mayo de 2020

Secretos de familia

Conocí a Jorge en Oberá, donde terminé destinado como gendarme.
El parecido era tan increíble que en el destacamento todos asumieron que éramos hermanos gemelos.
Al momento llamé a mi abuela. Le pregunté sin ambages si yo tenía un mellizo que mi madre me había ocultado. Quería leer su reacción y un largo silencio fue mi respuesta, casi podía verla palidecer junto al teléfono.
Colgué furioso, sintiendo que mi vida entera se derrumbaba con el engaño de mamá. Le dí mil vueltas al asunto pero me resultó tan doloroso que no pude aceptarlo.
Jorge se sentía igual con respecto a su madre y los dos pergeñamos un plan para enfrentarlas con su mentira.
Con la excusa de recibir una distinción, conseguimos que ambas viajaran a visitarnos.
Esa mañana los dos llegamos al cuartel del brazo de nuestra mamá.
Verlas juntas fue impactante. Dos gotas de agua, dos gotas sorprendidas pero idénticas.
Mamá miró a su hermana por primera vez y yo a mi nuevo mi primo, Jorge.
De mi boca salió una sola palabra:
―Abuela.


lunes, 25 de mayo de 2020

Besos en la ruta

Le resultaba gracioso ver su propia imagen gigante en la ruta. Lucía asombrado bajo el slogan de una compañía de seguros, “Cuídese ahora o laméntese luego”.
En otro cartel unos metros delante del suyo, estaba ella, el objeto de su deseo. Con seductora audacia proponía desde el título de su última película, “Atrévete a soñar”.
Ambos aparecían de perfil pero enfrentados.
Al mirar los carteles desde un vehículo en tránsito, un efecto de la perspectiva los iba acercando hasta superponerlos. En un momento exacto y sólo por un instante,  los labios de ambos se unían en un beso imaginario que ponía a divagar sus fantasías.
Sacó el teléfono por la ventanilla y comenzó a filmar mientras manejaba. Ese guiño del universo sería algo que mostrarle algún día a sus nietos. Estaba tan concentrado en capturar el momento exacto, que no hubo pánico, ni siquiera confusión.
Trompa con trompa, metal contra metal, el camión lo embistió de frente y pasó a la eternidad envuelto en ese último beso de amor.



martes, 19 de mayo de 2020

Me habla

Todo el tiempo. ¡A mí, que no le pido nada!

Me fastidia todo el tiempo con sus alardes de poder, sus consejos de sabiondo, sus caminos misteriosos; si ni siquiera le pregunté dónde estaba cuando te fuiste. Parece disfrutar perturbando mi trabajada indiferencia con esa retahíla de milagros. ¡Habiendo tanto chupacirios esperando una señal!

¡¿Por qué no te callas?! le reclamo, como aquel rey de cartón. Pero maldigo solo, pues bien sé yo que no existe.








jueves, 14 de mayo de 2020

Amanece

La voz infantil resuena en la cripta del castillo.
"… danos hoy la sangre nuestra de cada noche, déjanos caer en la tentación, líbranos del bien..."
Todavía flota el amén en el aire cuando su madre le da un beso en la frente y cierra el pequeño ataúd.







jueves, 7 de mayo de 2020

Efecto Monterroso

La primer semana de aislamiento llamó su atención la torre de la basílica, con su ángel dorado. Jamás la había divisado desde la ventana. Pensó que tal vez la atmósfera se estaba recuperando.
Días después le llegaron otras noticias: las aguas de Venecia volvían a ser transparentes y en Australia se había avistado un animal presuntamente extinto.
Justo el día en que la humanidad cumplía un mes encerrada en sus viviendas, lo sorprendió un trino melodioso y espiando tras las persianas, descubrió un cardenal de copete carmesí. Solo los había visto enjaulados, jamás en su jardín.
Luego sobrevino la enfermedad, sin embargo la cuarentena perduraría más allá de su larga convalecencia.
Cuando despertó y se asomó a la ventana, lo invadió la desmesura.
Un dinosaurio cruzaba indiferente la avenida.




martes, 5 de mayo de 2020

Rosario / A quemarropa


Cómo te gusta —le había dicho Enzo más temprano —, meterte a la villa a enseñarle a esos malandras, ¡y encima la llevás a la nena! Cualquier día te meten un balazo y andá a saber.

Ahora, con el revólver apuntándole no dejaba de pensarlo.

—La guita, vieja, entregála o te quemo. 

Ella lo recordaba, era Rivas, pero del chico sensible que leía poemas, nada había dejado la droga. ¿O si?

—Yo te tuve en tercero, ¿no te acordás? Soy la señorita Marta. Yo te enseñe a leer.

El muchachón la miró y una lucecita alumbró el fondo de sus ojos vidriosos. Marta la vio apagarse.

—¡Que leer ni que mierda, vieja! ¡La guita!

Todo se le vino abajo de golpe. ¿Enzo tenía razón? 

—Tranquilo, no hace falta el revólver, yo te puedo a ayudar.

Su alumno ya no estaba allí.

—¡Me das la guita ahora o la mato a la piba esta! ―gritó manoteando a su hija, que dejó escapar un sollozo.

Muerta de miedo, Marta metió lentamente la mano en su bolso, empuñó, sin sacarla, el arma que guardaba en su interior y apuntó con ella a Rivas.

¡La puta que te parió, Enzo!, pensó al cerrar los ojos y apretar el gatillo.



sábado, 2 de mayo de 2020

Ese instante

¿Quién soy? ¿Dónde estoy? ¿Cómo llegué aquí?
Sentado al borde de la cama, me siento tan indefenso como un recién nacido.
El mareo persiste una fracción de segundo y de inmediato se despierta mi conciencia, empujándome al abismo de la tranquilizadora, cruel realidad.