jueves, 29 de agosto de 2019

Sana competencia


Dos viejos decrépitos peleaban al borde de la Fuente de la Juventud por ver quién bebía primero. La disputa terminó con un paro cardíaco y un bebé ahogado.









lunes, 26 de agosto de 2019

Aquellos tiempos

―¡Jehoooo! Ordena ya tus cosas, mijo...
―Un rato más, Mami, porfis…
―Mañana sigues jugando, ahorita a descansar.
―¡Mira lo que hice, Mami! ¿Si cierto que esta bien bonito?

Sus ojos de madre juzgaron asombrosa la  imperfecta creación del niño.

―¡Órale Jehovita, si'sta retelindo, bebé! Que pena que tengas que desarmarlo…
—Ta' bueno, ma'.

Una sonrisa traviesa iluminó la cara del pequeñín.


―¡Mírame, Mami. Mira como lo destruyo!

Jehová separó los brazos y se abrieron las compuertas del cielo y durante cuarenta días y cuarenta noches llovió sobre la tierra...

Maestros de la nada


Nadie quería jugar contra "el doctor bowling". Sus increíbles tiros eran precedidos por el mismo ritual: auscultaba todas las bolas disponibles con un estetoscopio, decía buscar "las de buen corazón."
Nadie sabía cómo lo lograba pero en años, jamás le vieron voltear ni un solo pino.









sábado, 24 de agosto de 2019

Atracción fatal


¡Sir Isaac Newton, descubridor de la muerte! 
Sí, de la muerte.
Porque...¿qué es la muerte, sino el triunfo final de la fuerza de gravedad sobre los vivos?
Al centro de la tierra no le alcanza con que se nos caiga el cabello y los dientes; ¡nos quiere completos! 
La maldita gravedad nos carga los hombros, nos dobla la espalda, nos baja las tetas y la hombría. Nos acerca de a poco, hasta que todas nuestras células descansan el suelo. 
Mientras tanto, el engaño pervive y añoramos a nuestros muertos mirando al cielo.




viernes, 23 de agosto de 2019

Raro V

No recuerdo cuánto hace que soñé contigo.
Estábamos frente a una casona con dos puertas, una de hierro, la otra de madera. 

—Elige cual cruzarás —me decías.

Crucé la puerta de madera y desperté. En mi mundo, en mi presente, en mi cama.

Desde ese día me carcome la duda.







jueves, 22 de agosto de 2019

El Oasis



El resultado de los estudios médicos les cruzó la cara como un violento cachetazo:

“Expectativa de vida: Seis meses”.

Abrazados, lloraron en silencio su desdicha, olvidando las peleas cotidianas, los enojos, las ofensas...

Se disponían a romper los malditos análisis cuando uno lo advirtió:

El apellido que figuraba era correcto pero el nombre no. Había ocurrido un error, un bendito error, los resultados no eran suyos.

Volvieron a llorar ―esta vez de alegría― y la felicidad que los invadió en un segundo, se fue apagando lentamente, devolviéndolos a la normalidad:

―¡Que susto me diste, no eres capaz de leer bien un membrete! ¡Inútil!


miércoles, 21 de agosto de 2019

Ofelita

Algo terrible tienen los fantasmas del pasado, uno termina naturalizando su presencia.

En la sala de espera del médico de viejos vi a mi noviecita de la escuela primaria, Ofelita Maglares, un adorable fantasmita de siete años que correteaba entre los pacientes quienes la ignoraban olímpicamente.

 Ofelita estaba igual que hace setenta años: trenzas rubias, carita de gringa del campo, ¡hasta llevaba el mismo vestidito celeste que recuerdo!

Siempre me cuido de disimular con los fantasmas, pero esta vez quedé embobado contemplando la imagen viva de mi amor infantil.

―¡Maglares, Ofelia!

La voz resonó en la sala y a mí se me cayó la mandíbula. ¿Volvía a escuchar a la maestra tomándonos lista? 

Una vieja avinagrada se levantó de entre los otros que esperaban.

―Vamos, Luli ―llamó la vieja a mi niña fantasma.

—Si, abuelita.

Cuando pasaron a mi lado, la anciana escupió una acusación:

―¡Viejo degenerado!

martes, 20 de agosto de 2019

Agonía, muerte y resurrección en la vereda

«No llega… ¿Y si no viene?»

Un estallido oscuro en el estómago.

«Dijimos a las cuatro en la Tokio, pero en la placita también está el Tokyo Bar.»

 Un colectivo, una más esperanza. No baja nadie.

«Me voy a buscarla... No, no. a ver si nos cruzamos.»

Otro pucho, pisado ya con bronca. 

«El Tokyo Bar queda allá arriba, ¿la veré desde acá? No creo.» 

Cuatro campanadas que son cuatro patadas en la panza.

«Ella dijo: “Mejor a las cuatro, porque mi patrona llega a las tres.” Seguro que no le dio permiso, vieja hija de puta... »

Se anuda la garganta, la cabeza busca aire.

«Seguro se arrepintió, seguro.»

Y los lagrimales llenos. Con la mirada definitivamente empañada adivina una forma conocida.

Del abismo de su estómago brotan mariposas.



domingo, 18 de agosto de 2019

El copión

Si  canto, canta; si enciendo la licuadora, a él también le vienen ganas de prepararse un licuado. Desde que se mudó al departamento contiguo, fastidiarme parece ser su pasión. Y cuando nos cruzamos lo mismo: 
—Buen día, vecino —le digo. 
—Buen día, vecino —responde. ¡Hasta su estúpido perro ladra si mi perrita se pone a ladrar!
Es un pesado, me imita en todo, pero hoy llegó demasiado lejos.
Estábamos “intimando” con mi novia y, en medio de nuestros suspiros y gemidos, algo me desconcentró. Tuve que detenerme para escuchar mejor y ahí estaba: gimiendo y haciendo rechinar la cama. ¡Era el colmo!
Corrí desnudo a la cocina, agarré un cuchillo y salí al palier decidido a matarlo. Él salió al mismo tiempo, con la misma cara furiosa, llevaba una cuarenta y cinco en la mano.





sábado, 17 de agosto de 2019

Esmeraldas

¡Chulla vida! Si no necesitábamos más para ser felices. Teniendo salud y un techo sobre la cabeza… Pero ella era bien aniñada, no quería catre duro, ni piso de tierra. Y después vino lo de la puerta.

Le expliqué que en la costa siempre hace calor y no hay robos porque entre pobres no hay nada que robar, entonces las puertas salen sobrando. Pero vea, ¡que maneeeera! 

Yo seguía sin chamba, igual fui ahorrando de lo que ella ganaba limpiando casas y una tarde, cuando volvió de trabajar, la recibí con la sorpresa. No habló pero se le iluminó la cara. Acarició la puerta por ambos lados, comprobó la robustez del marco. Satisfecha, entró y armó un bolsito con ropa, se lo cargó al hombro y dando bruto portazo se fue para siempre.

 Volver a Ciudades 


jueves, 15 de agosto de 2019

Amigas para siempre


 ―¡No, Sheila, no iré a ninguna supuesta casa embrujada! 
Mi mejor amiga, siempre enredándome en sus cosas esotéricas.
―¡No temo a los fantasmas, maldita friki! —le respondí—, pero es peligroso quedar con extraños en un lugar así.
Y sin escuchar sus ruegos, continúe:
—No haré el ridículo para unos raritos, no necesito dinero y lo sabes. Adiós.  
A pesar de todo, la noche del viernes estabamos en la vieja casa abandonada ―para eso son las amigas ¿no?― y aún así, no era el lugar más extraño al que la hubiera acompañado.
Sheila cobró por adelantado a los desconocidos y los puso en clima hablándoles de espíritus, ouijas y actividad paranormal mientras yo permanecía escondida, esperando su señal.
Pero la señal nunca llegó y cuando por fin salí, Sheila estaba muerta sobre la mesa, con un puñal clavado en el pecho. 
―Te lo dije, estúpida ―reprendí al cadáver de mi amiga―. Ahora jamás saldremos de aquí.
Su espíritu se levantó miró su cuerpo ensangrentado ción una mueca de asco y dijo sonriéndo:
―Tranquila amiga, siempre quise saber qué se sentía ser como tú.



martes, 13 de agosto de 2019

Ring of fire



Su corazón latió fuerte cuando vio aquel magnífico escenario vacío. Algo interior le decía que el espectáculo era su lugar, que había nacido para estar ahí arriba. 

Consideró los riesgos pero la curiosidad pudo más, decidió subir para averiguar qué se sentía. 

Trepó por un costado y en el centro del plató abrió los brazos. Una platea imaginaria prorrumpió en aplausos, él se inclinó en una lenta reverencia.  Tan abstraído estaba que no oyó el rasguido corto y seco de la cerilla.
Al instante, el contorno del escenario estalló en llamas. Llamas perfectas, azules, idénticas... insalvables. 
Corrió desesperado sólo para advertir lo inútil del intento, la trampa era perfecta, un derroche de ingenio y sofisticación. ¿Quién? ¿Cómo? ¿Por qué? 
El círculo metálico comenzó a calentarse y eso fue todo.
Gregorio Samsa apoyó la tetera sobre la hornalla sin advertir siquiera el cadáver calcinado de la cucaracha.



domingo, 11 de agosto de 2019

Niño bien

Miró su cara en la foto y a pesar de la brillante sonrisa, se encontró viejo y cansado. 
Le pareció escuchar la voz de su difunto padre, "Te dije que vos no servías para esto, te dije que ibas a hacer cagadas…"
—Estás muerto —musitó entre dientes.  Pero esa voz era en realidad la de su conciencia y supo que tenía razón. 
Con mano temblorosa pero decidida,  metió la boleta del partido opositor en el sobre y liviano como una pluma, el presidente de la nación enfrentó las cámaras al salir del cuarto oscuro.



viernes, 9 de agosto de 2019

Los tres chiflados

Futuro y  Pasado viven peleándose. Mi hermano mayor y mi hermano menor son bien distintos.

Pasado es un amargado de esos que se creen ejemplos, hasta en sus errores. De los que afirman que antes todo era mejor.

A Futuro, en cambio, le encanta lo nuevo. La barriletea en un mundo de quimeras, siempre a punto de dar el golpe y llegar a la cima. Siempre impuntual, siempre por venir.  

Futuro opina que Pasado está gagá, que vive de recuerdos, Pasado le responde que está crudo, que ya va a entender algún día. Y entonces se arma el tole tole.

Mientras ellos pelean estoy pensando que ambos tienen razón y a la vez se equivocan.

Pasado es un fantasma joven y todavía nadie le dijo que en realidad está muerto.

Futuro es un cincuentón ridículo aferrado a una actitud adolescente. El trajecito de Peter Pan ya le aprieta en el culo. Y eso que está cada vez más flaco, tanto que la muerte asoma escondida detrás suyo.

¿Ya adivinaron quién vengo siendo yo? Justo en este momento estoy intentando separar a estos dos energúmenos. Soy Presente y no me engaño, sé que estoy regalado.






jueves, 8 de agosto de 2019

Mamá-luna

Se alejó unos metros del campamento para fumar, necesitaba bajar la excitación del día. En el bosque, alzó la vista al cielo estrellado y ahí estaba ella: redonda, enorme, con las manchas formando ese rostro anhelado.

—Mamá Luna —Susurró feliz.

—Hola, mi pequeñín —le respondió la luna ―. Te extrañé. ¡Qué guapo estás con tu uniforme de Instructor!

Él, entonó el pecho e hizo el saludo scout con el cigarrillo todavía en la mano. La luna continuó:

—Otro año, otro campamento, ¿cuántos vinieron esta vez?

—Veintitrés —contestó para sus adentros —. Son veintitrés niños este año, Mamá Luna.

Soltó una bocanada al cielo.

—Mi nene no debería fumar. ¿Qué es eso que llevas colgando del cinto?

—¿Esto? —Se palpó la cadera —. Es mi cuchillo, Mamá Luna. ¿Te gusta?

La luz lamió la hoja del cuchillo.

—¡Ah, ya eres todo un cazador! ¿Cazarás algo para mami esta noche?

—Sí, Mamá Luna ―dijo subiendo y bajando la cabeza.

—Entonces tráeme veintitrés conejitos.

En su barba se dibujó una sonrisa inocente, apagó el cigarro contra una piedra y regresó sigiloso al campamento dormido.


Elecciones insectoides



El insectoide apareció  en la nave vestido de gala.

―Hola, Capitán. ¿Podría tomar prestado el artefacto que dispara cuchillas?


―Es medianoche, ¿adonde vas tan arreglado y para qué quieres mi ballesta? ―preguntó el capitán desconfiando.

―A cumplir con mi obligación cívica de escoger a los Tiranillos del Consejo. ¿Quiere venir? No podrá participar de la elección pero aún así la pasará bien.

―Preferiría besar un Slunej a presenciar una aburrida votación.

―¿Votación? Nada de eso, Capitán. Nuestros representantes se eligen en la gran carrera del Coliseo.
Los candidatos corren desnudos por la larga pista electoral mientras los ciudadanos les arrojamos proyectiles, excrementos hirviendo, fieras venenosas y líquidos corrosivos —los láser están prohibidos—.

―Bajo esos peligros ¿quién va a candidatearse?

―La mayoría muere en la pista pero, los que logran llegar, ocupan alguna de las bancas disponibles. Los Tiranillos disfrutan de grandes lujos y privilegios durante su único mandato. 

―¿Sin posibilidad de reeleción?

―Nadie está tan loco como para presentarse a la reelección.

―¡Por Ylsfung! Hay que tener verdadera ambición política.

―¿Le parece? debería ver los duelos para elegir presidente.

¡Volver a la nave nodriza!




martes, 6 de agosto de 2019

Atmósfera


Pequeñas actitudes incongruentes, confirmaban el clima enrarecido de la ceremonia.

Todos miraban al cura con desconfianza, este, a su vez, fulminaba con la mirada al padre de la novia. Ella avanzaba incolúmne, rígida, la vista al frente. El novio la esperaba, colorado como un tomate.

Hasta que en la tercera fila, un pequeñín, señalando el vestido gritó:

—¡Mami, la novia se cagó!


lunes, 5 de agosto de 2019

Mi abuelita XII



El albacea rasgó el sobre correspondiente a los nietos.
Contenía treinta y siete escrituras, una a nombre de cada uno de ellos, consignando un terreno para cada uno.
Reaccionaron conmovidos por la generosidad de la abuela —nadie suponía que tuviera tantas propiedades—.
Ninguno la había conocido bien.
Sabían por sus padres, que vivía recluida en una lujosa residencia geriátrica, pero jamás la visitaban.
La sorpresa llegó cuando advirtieron que los terrenos eran de dos metros por ochenta centímetros.
Una carta adjunta aclaraba el misterio. “Es lo único que necesitarán al final, un lugar donde poner a descansar su cuerpo.”



jueves, 1 de agosto de 2019

Jueves

Una pequeña historia vino a buscarme el lunes. Se fue formando en mi cabeza, tan ingeniosa y elegante que me dibujó una sonrisa y desapareció de mi memoria subsumida en la apremiante realidad. No conseguí escribirla a tiempo. 
Hoy regresa,  me toca el hombro y hace su gracia buscando que me ría. El truco me resulta predecible, remanido…un yeite.
Así es como terminó escribiendo esta pelotudez.










Actividad Paranormal



3 a.m.
La alfombra ahoga el ruido de pasos en el corredor. La puerta de la habitación se abre despacio. Los amantes no advierten nada, tan entretenidos como están.
El viento mueve las cortinas y un rayo de luna recorta una figura blanca contra el marco.
La mujer echa la cabeza hacia atrás de puro placer y… ¡Horror!
Ve la imagen invertida de su hijo, que ha despertado y los observa entre curioso y extrañado.
―¡Ico, ico caballito! ―ensaya ella y aprovecha para golpear fuerte a su marido, que olvidó trabar la puerta del dormitorio.