lunes, 26 de agosto de 2019

Aquellos tiempos

―¡Jehoooo! Ordena ya tus cosas, mijo...
―Un rato más, Mami, porfis…
―Mañana sigues jugando, ahorita a descansar.
―¡Mira lo que hice, Mami! ¿Si cierto que esta bien bonito?

Sus ojos de madre juzgaron asombrosa la  imperfecta creación del niño.

―¡Órale Jehovita, si'sta retelindo, bebé! Que pena que tengas que desarmarlo…
—Ta' bueno, ma'.

Una sonrisa traviesa iluminó la cara del pequeñín.


―¡Mírame, Mami. Mira como lo destruyo!

Jehová separó los brazos y se abrieron las compuertas del cielo y durante cuarenta días y cuarenta noches llovió sobre la tierra...

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