—No sé que pasa, este trasto no arranca.
—Muévalo, muévalo. ¡Viene el tren!
—Eso intento, ¿No ve?
Las barreras bajan encerrando al transporte, Las campañas de alarma comienzan a sonar. Cincuenta corazones se desbocan al mismo tiempo.
Una señora con un bebé grita histérica:
—¡Ya viene! ¡Abra las puertas, déjenos bajar!
—¡No responden! ¡No sé que hacer...!
Las puertas ceden momentos antes del desastre y los pasajeros huyen en estampida.
El tren se detiene a centímetros del bus.
Una voz metálica resuena entre los gritos:
—¡Corten!
La primera reacción de la gente es linchar al tipo del megáfono.
El reparto indiscriminado de dinero logra de a poco apaciguar los ánimos.
《El realismo es caro pero vale cada centavo》—reflexiona el director.
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