La divinidad, conmovida por su predicamento, decidió devolverlo al plano material en una segunda oportunidad.
Hoy es un gris oficinista, agobiado por las deudas, alternando entre la inmensidad de sus cuatro paredes y la soledad de las multitudes.
Con todo, lo peor son las añoranzas de un pasado que no alcanza a recordar.
Muy buen escrito!!
ResponderEliminarMuchas gracias Cecilia. Saludos.
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