lunes, 20 de agosto de 2018

Bulimia y anorexia

—Recuéstese y cuénteme, ¿qué le pasa?
—Es cuando me pongo nervioso doctor, me entran ganas de comer y ya no hay quien me pare. Me llegan hasta el punto de lanzar y aunque mi patrón me tenga saltando todo el día detrás de sus ocurrencias, cada vez estoy más gordo, ya lo ve.
—¿Y porqué tantos nervios?
—El trabajo, llevo un ritmo de no aguantar... ¡Es de locos!
—Debería comentarlo con su jefe. A veces, un jefe apacible y calmado proyecta demasiadas expectativas en su empleado de confianza sin advertir el daño que le causa.
—¿A Tarzán pedirle ropa? De eso nada, doctor. El tío también se crispa de los nervios y come tanto o más que yo. 

La diferencia es que cuando nadie le ve, va y vomita todo a escondidas. Por eso está más flaco que la parca. Además, nunca me escucha. La semana pasada le digo: "Patrón, que esos no son gigantes, son molinos de viento…”

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Que te pareció esta historia?