jueves, 21 de abril de 2022

Yo, reflejo

En la ciudad nadie estaciona exactamente donde va, así que me calzo los guantes y descargo el enorme espejo. Con este calor, debo llevarlo a pulso media cuadra.
Lo aferro por ambos bordes, lo levanto apenas y camino con los brazos abiertos. O más bien caminamos, como bailando un tango, mi reflejo y yo. Mejilla contra mejilla, los gemelitos del arrabal.
Una doble gota de sudor resbala espejo abajo cuando, a medio trayecto, se nos cruza un cantero fatal y logramos esquivarlo por muy poco. ¡Qué reflejos!
Tengo los dedos entumecidos, los siento ajenos. No distingo cuáles son los míos y cuáles los del reflejo. ¡Ayudáme, vos!
Ahora el espejo parece pesar menos. Sí, pesa menos. ¡No pesa casi nada! ¡Nada!
Trato de soltarlo y no puedo, mis manos no obedecen. Acá pasa algo raro, quiero parar pero sigo caminando. Siento que ya no estoy a cargo. Algo me dice que me llevan.

sábado, 16 de abril de 2022

Happy hour


—¿Y esa chica? ¿Es nueva en el pueblo? Sírveme lo mismo que está tomando.

—Vino de Mendoza…