jueves, 14 de marzo de 2019

La gitana

―Bienvenido a la feria de Qornk, Capitán ―informó alegre el insectoide―. ¡Lástima no haber venido en persona!

―Es peligroso para mí, aún con la armadura de Grasúcilo ―contestó el capitán.

El transmisor de realidad virtual ubicado en la frente de su socio, simulaba el paseo desde la seguridad de su nave.
Perseguían un rumor de gran interés para el capitán. Una hembra humana adivinaba la fortuna en la feria de atracciones de Qornk.

―Ignoraba que los humanos pudieran anticipar el destino ―comentó el insectoide.

―Yo nunca he podido aunque, aquí habla de una raza llamada “gitanos”, quienes se dedicaban a esa actividad en la tierra, hace muchísimo tiempo.
La enciclopedia hablaba además de su exótica belleza y al capitán lo ilusionó la posibilidad real de dejar de ser el último humano.
En el puesto de atracciones, el insectoide sacó boleto y entró.

―¡Vamos preciosa, dile a este joven su porvenir! ―arengó el pequeño Flogtiano volador que oficiaba de animador.

Una vieja orangutana vestida con ropas femeninas, sacó una tarjeta enorme de una pila mugrosa, frunció los labios y sonrió mostrando los dientes, luego se la entregó al enano.

―¡Grandes aventuras espaciales lo esperan! ―anunció guiñando un ojo.

El insectoide salió emocionado.

―La gitana se parece a usted, aunque huela diferente, ¿no cree, Capitán?

Por el intercomunicador solo le llegaron sollozos.


¡Volver a la nave nodriza!




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