lunes, 15 de octubre de 2018

Número desconocido

A punto de desintegrarse en el cosmos, el vampiro espacial, peinaba la galaxia a la velocidad de la luz. 
Su salvación dependía de conseguir pronto una fuente vital. 
No abrigaba esperanzas hasta que divisó aquel planeta azul brillante. Lo sintió rebosar de vida y si hubiese tenido una boca se hubiera relamido.
Cruzando las distancias en un vuelo desesperado, no pudo elegir donde posarse, tal era su velocidad y urgencia.

Tuvo que conformarse con acoplar su plano energético a lo primero que encontró, un dispositivo de tecnología rudimentaria, aparentemente destinado a la comunicación. 
 Ahora sólo podía esperar que el contacto con un donador se produjera antes que su muerte.
 

Al encontrar a la chica, los forenses juraron nunca haber visto nada igual.
El cadáver se hallaba seco por completo, su cara congelada en un gesto de indecible horror.
Cuando el teléfono que la joven apresaba entre el hombro y el cuello empezó a sonar, todos los presentes ahogaron un grito.




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