Los involucrados coinciden en que poseía una actitud ejemplar, mesurada pero realista. Y era humilde hasta decir basta, tanto que por comparación la conducta de los demás resultaba mediocre o vergonzante.Siempre respetuoso de las diferencias e inflexible a la hora de reconocer sus propios errores, el campeón de la cortesía humillaba a todos por igual con su formidable modestia.
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