jueves, 25 de mayo de 2023

"Dulces Sueños Garantizados"

—¿Me permite? —me dijo el que atendía el mostrador. Acto seguido movió las manos detrás de mi cuello y sacó algo de entre el forro de mi abrigo. De pronto me sentí ligero, inocente.
—Ajajá… —Ante mi perplejidad, sacudió lo que parecía un trapo viejo que apestaba a rancio y me explicó: —Su conciencia está muy sucia, amigo. Ha hecho algunas cositas que no lo dejan dormir bien. Nada, le haremos un lavado… a conciencia.
—¿Funcionará? —pregunté.
El dependiente guiño un ojo y señaló en el cartel la palabra “garantizados”, después alzó mi conciencia con dos dedos y la dejó caer en el agujero de lo que parecía un simple lavarropas.
—Quédese en la sala de espera mientras nosotros trabajamos.
Me quedé dormido con el sonido de la máquina y desperté en mi cama, aliviado de que todo aquello fuera un sueño. A partir de ahí dormí como un angelito, al menos hasta el siguiente mes cuando descubrí este exorbitante cargo en mi tarjeta de crédito.


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