jueves, 12 de marzo de 2020

Mulligan vive o muere


―¡Hola, jefe! ¿Que hace tan tarde por aquí.

―Te estaba buscando, Rex. Tenemos que hablar…

―¡Ah..., no, señor! Trabajo para usted pero no soy su esclavo, no estoy obligado a cumplir sus caprichos.

—Ojalá fuera eso. Vengo a decirte que debes morir…

—¡¿Cómo!? ¿Acaso enloqueció? Después de todos estos años…

—Lo lamento, Rex. Tus aventuras ya no atraen lectores, el policial negro pasó de moda.


—¡A la mierda sus excusas, pomposo presumido!

—Odio hacerlo, lo sabes. Te daré una oportunidad, por los viejos tiempos. Que el público decida.

El autor tecleó:
"Estimado lector, si quieres seguir disfrutando de las aventuras de Rex Mulligan, abandona esta lectura justo aquí, de lo contrario morirá."


Mulligan rugió:

—Cargar el mochuelo a otro… muy bonito ¿eh?
¿Y tú? Sí, tú, cara de imbécil, ¡para de leer en este instante! ¿Me oyes?
Ah, ya veo. Lo planearon juntos…

Se hizo un largo silencio, luego el autor continuó escribiendo:

"El escritor y un desconocido con pinta de imbécil apuntaron a Mulligan con sendas armas.

—No, jefe, no me hagas esto —Pidió el detective, luego se resignó—. En la cara no...

El primer disparo le atravesó el pecho, Mulligan cayó muerto.


FIN"

Señalando al techo con la cara arrasada en lágrimas, el escritor gritó:

—¡Todo esto es tu culpa, pomposo presumido!



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