martes, 3 de septiembre de 2019

Judas del bosque


Este jilguero es un "llamador", el único al que no he liberado. Aún no. El trampero lo mira desde el suelo con sus ojos vacíos, él sigue trabajando, atrayendo a sus camaradas a las trampas.

Espanto las moscas mientras me pregunto qué dirá en sus trinos seductores. ¡Comida, comida gratis aquí!, ¡Ayúdenme, por favor, que alguien me ayude!, o quizás, ¿Quien quiere echar un polvo conmigo?

Lo odio por traidor a su especie, por vigilante y buchón. Después reparo en sus circunstancias, terribles circunstancias. Entonces lo dejo salir, su canto suena diferente entre los árboles, desaparece en el monte, alejándose de las jaulas vacías y del trampero muerto.





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