domingo, 5 de septiembre de 2021

Yin yang

Lo sabrás sin duda alguna cuando te lo griten tus huesos. Que la chica de tus sueños existe y que se van a cruzar sus caminos. ¿Y cómo podrás reconocerla? Porque se complementarán. Ella será todo lo que vos no sos, como tu negativo. Escéptica y desordenada, femenina, realista, adaptable… ¡pero hay tantas mujeres así! Rubiona, bajita, pulposa, fragante… No demores tanto definiéndola, mientras más envejezcas deberás buscarla más joven.
Necesitarás mejores pistas. Será tan fanática hincha de Boca como vos sos de River, entonces pasarás los domingos husmeando por los alrededores de La Bombonera, donde habrá muchas candidatas, pero todas tendrán algo en común con vos. Todas descalificadas. Hasta que una tardecita cualquiera, justo antes de perder las esperanzas, la verás caminando entre la gente que abandona el estadio. Sentirás que es ella pero cuanto más la persigas, más se alejará, un imán en lógica repulsión.
Usarás la táctica de rodear la manzana, alcanzarla de frente por la dirección opuesta sin que pueda evitarte. Ya te veo corriendo enloquecido hasta la siguiente bocacalle.
―¿Perdón? ―mumurará ella, inocente y hermosa ante ti. Y la estrecharás, por fin, entre tus brazos.
Lo que sucederá a continuación va a dejar atónitos a los testigos de semejante encuentro. Un retumbar creciente, pulsátil. Sus cuerpos y sus almas coincidiendo, restableciendo el equilibrio universal, anulándose mutuamente en una suma cero que los desaparecerá con un estallido.

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