Dicen que llegó desde el Infierno caminando, que tanto le llenó las bolas al diablo que al final le permitió salir.
Y ahora muchas almas se amontonaban a las puertas del cielo, frente al tipo con ojos de loco que las bloqueaba. Se había encadenado por la muñecas a ambas hojas del portón celestial y en el cuello llevaba un cartel improvisado a mano:
“SI NO ENTRO YO, ACÁ NO ENTRA MÁS NADIE.”
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