El Coyote consiguió una bolsa de coca. Con cuidado, peinó una generosa raya en medio de la ruta.
El Correcaminos se acercó curioso y se puso a esnifar la droga. De atrás de una roca salió el Coyote y el Correcaminos huyó aún más veloz que de costumbre.
El Coyote se recostó muy tranquilo a la sombra de la piedra.
―Ya vas a volver ―masculló.
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