martes, 25 de junio de 2019

La úlcera social

—Pueden encarcelarme —grité ante la nube de periodistas—, pero recuerden... ¡Hoy, estos chicos se van a ir a dormir con hambre!

En el tumulto, la policía pugnaba por desencadenarme de la casa de gobierno y poneme bajo arresto.

Mis denuncias fueron el tema excluyente de los todos noticieros.

Políticos variopintos opinaron sobre el héroe-demonio de la jornada.

Al día siguiente, el hambre de los niños fué el comntario en la calle.

Alguien inició una campaña en las redes sociales, millones adoptaron mi foto de perfil.

Una semana después, salieron los primeros memes.

Un mes después, vendían camisetas con la frase.

No pasó mucho hasta que un deejay editó con mi voz, un tema que hizo furor en las discos —y el pasito del encadenado incluido—.

Hoy escuché la melodía en un tono de celular.

En la cena vomité sangre.





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