Con los saludos y las reverencias, la ceremonia iba bastante bien.
El caos se desató al momento de intercambiarse la banda presidencial. Los presidentes se enredaron con los hilos que mueven sus brazos y cabeza. Los titiriteros no encontraban la forma de efectuar la maniobra con algo de prolijidad.
La magia se perdió por completo. Se notó mucho.
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