Perdida toda esperanza, bajo las gradas apurado. Ya estoy llegando a la puerta del baño cuando estalla la multitud: ¡Goooool!
Vuelvo corriendo a la tribuna sólo para darme cuenta que la vida real no tiene repetición del gol.
El árbitro pita el final y la marea humana corre al baño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Que te pareció esta historia?