—¡¿Qué tantos miramientos, Sosa…?! —dijo el patrón a su capataz — La cosecha terminó, que se manden a mudar, ya volverán el año que viene.
Sosa asintió y se encargó de cumplir la orden. Corrió súbitamente hacia la peonada agitando los brazos y dando voces.
Los trabajadores golondrina echaron a volar asustados, dieron una vuelta en círculo sobre la hacienda y partieron hacia el norte en formación V.
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