―¡Soy el presidente! ¡Tengo que saber la verdad! ¿Cómo está la situación?
―Verá, señor, la epidemia está aniquilando al ganado. Aún no podemos controlarla.
―¿Cuánto hemos perdido? ¿veinte por ciento? ¿veinticinco?
―Señor, el ochenta por ciento está muerto o infectado. A este paso no quedará carne en un año.
―¡Es alarmante! ¿Alternativas?
―Bien, podríamos abandonar su consumo, pasarnos al pollo, al cerdo, hasta el perro es comestible.
―Imposible, son productos muy inferiores, arruinaríamos la economía…
―Hemos aislado algunos ejemplares sanos, podríamos criarlos en la luna hasta que pase la epidemia.
―Tardaríamos demasiado, la demanda sigue aumentando...
―Los clonaremos, señor. Se obtiene un buen producto partiendo de ejemplares escogidos.
―Humm… podemos intentarlo. ¿Tiene nombre la epidemia que nos dejará sin humanos frescos?
―Ellos lo llaman Coronavirus.
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