viernes, 19 de octubre de 2018

Divina impaciencia

La zarza que ardía sin quemarse habló y Moisés preguntó asustado: 

—¿Tu quién eres? 

—Soy tu Dios

—¿Y cómo puedo estar seguro? 

—Porque te lo dice una zarza ardiente. 

—Podría ser una especie de truco o…

—¡Maldita sea, Moisés, soy tu Dios y punto!









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