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lunes, 6 de enero de 2020

Hombres de acero


Tal vez sean las insignias doradas o las hombreras, con más seguridad sea el esfuerzo que presupone obtenerlo, lo cierto es que el uniforme ―el de gala, especialmente ―inviste superioridad en quien lo porta.

Iguales uniformes presuponen igual estatus, pero... ¿qué pasa cuando no son de la misma institución? ¿Cuál prevalece?
Allí juegan otras cosas.
El gesto, el aplomo, el magnetismo personal... esas son las claves que dirimen este "duelo”.

Los protagonistas están cara a cara, exagerando, podría decirse que las viseras de sus quepis se besan. Prueban su temple, ¿quién se impondrá a quién? 
Uno se alza imperceptiblemente sobre sus tacones ganando algún centímetro, el otro adelanta su postura, sostiene la mirada todo lo posible.
Uno presiente una inminente gota de sudor, al otro le escuecen los ojos por no pestañear, ambas barbillas evitan un temblor. 
Al final, el Coronel sucumbe a la presión, mete la mano en el bolsillo y pone un billete de veinte en el guante del botones.




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