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lunes, 21 de octubre de 2019

Alicia

Respiró hondo, tomó carrera y... ―¡Allá voy Sombrerero! ¡Allá voy Señor Conejo!―.
Alicia corrió a meterse en el espejo.

Un estampido, un chichón y pedazos de vidrio esparcido por el suelo...

Y el llanto desconsolado, no por el golpe, tampoco por sus amigos; lloró por saberse condenada a ese mundo de mierda.







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