Miró su cara en la foto y a pesar de la brillante sonrisa, se encontró viejo y cansado.
Le pareció escuchar la voz de su difunto padre, "Te dije que vos no servías para esto, te dije que ibas a hacer cagadas…"
—Estás muerto —musitó entre dientes. Pero esa voz era en realidad la de su conciencia y supo que tenía razón.
Con mano temblorosa pero decidida, metió la boleta del partido opositor en el sobre y liviano como una pluma, el presidente de la nación enfrentó las cámaras al salir del cuarto oscuro.
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