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domingo, 18 de agosto de 2019

El copión

Si  canto, canta; si enciendo la licuadora, a él también le vienen ganas de prepararse un licuado. Desde que se mudó al departamento contiguo, fastidiarme parece ser su pasión. Y cuando nos cruzamos lo mismo: 
—Buen día, vecino —le digo. 
—Buen día, vecino —responde. ¡Hasta su estúpido perro ladra si mi perrita se pone a ladrar!
Es un pesado, me imita en todo, pero hoy llegó demasiado lejos.
Estábamos “intimando” con mi novia y, en medio de nuestros suspiros y gemidos, algo me desconcentró. Tuve que detenerme para escuchar mejor y ahí estaba: gimiendo y haciendo rechinar la cama. ¡Era el colmo!
Corrí desnudo a la cocina, agarré un cuchillo y salí al palier decidido a matarlo. Él salió al mismo tiempo, con la misma cara furiosa, llevaba una cuarenta y cinco en la mano.





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