por una tarde en mi barrio,
por un sermón de mi vieja,
por madurar más despacio,
por olvidar esa noche,
por unas trenzas doradas,
por el ladrar de Cachilo,
inquieto de madrugada.
Por saber si me has querido,
si ya estoy en tu pasado,
¿Si tengo dinero, dicen?
Tanto que quema mis manos,
y puedo poner avisos,
como este en todos los diarios.
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