—Era osado —expresó un compañero del póquer.
—Era tan joven... —comentó su madre.
—¡Se murió el viejo! —anunció uno de sus alumnos.
—Era muy humano —dijo su psicólogo.
—Era un animal —declaró su amante.
—Era un tipo muy singular ―recordó el cura.
—Como somos todos —contesté, cerrando la tapa del cajón.
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