—¿Yo soy el pelotudo? Si vos te mandás en rojo imbécil. Me destruiste la chata.
—Yo vengo cruzando bien, la puta que te parió. Vos venís a los pedos y boludeando. Ahora te vas a hacer cargo porque te rompo todo.
—¿A quién vas a romper? Vení cagón.
Volaron las primeras trompadas y los puños atravesaron sus cuerpos como si fueran de aire.
El accidente había sido más grave de lo que ellos creían.
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