Enseguida se reunió una multitud a su alrededor. Ella los regalaba sin distinguir condición ni exigir limosna alguna. La llamaron santa, profeta, enviada del altísimo y otros mil apelativos y a sus creaciones les atribuyeron poderes divinos. Que su canto sanaba, que sus plumas eran talismanes sagrados...
Con el tiempo se fueron aburriendo de ella. Los pájaros comenzaron a reproducirse sin control y su canto permanente resultaba ahora molesto. El colmo se dio cuando algunos picotearon la cosecha. La tildaron de bruja y la desterraron.
Fue en el día anterior a la desaparición del pueblo.El día del ataque de los pájaros asesinos.
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