Pienso en tí y me pregunto: ¿Pudo alguien evitar nuestro encuentro? Creo que no, como no se pueden separar dos amantes que se anhelan. Mi corazón ya te pertenecía, estoy seguro. Tenías mi nombre escrito desde antes de existir. No fue azar, fue destino. No pudo haber sido alguna de tus alegres compañeras, debías ser tú. Tú eras la bala que me mataría y yo te perdono por eso.
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