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miércoles, 13 de junio de 2018

Lima

El tipo me cuenta que es abogado, que trabaja bien, con buenos clientes corporativos. Es una suerte haberlo encontrado. Yo estaba aburrido en el bar, haciendo tiempo para el autolavado, él ve mi gorro y me dice —¡Fuerza Cristal toda la vida! —así, con el puño en alto.
Ahícito nomás se armó la charla de fútbol y después de música, de mujeres y sale el tema del destino...
Me confía que la fortuna no siempre le ha sonreído, que en sus malos tiempos hasta llegó a robar autos. —Eso sí, sin violencia —me aclara. Tenía un método infalible para hacerse con las llaves de los autos de los incautos. Me anima a pedir un trago por su cuenta prometiendo contármelo todo al volver del baño. Este pata me cae francamente bien.


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