Ellas nos mantienen ignorantes, cautivos en un capullo de simulación que reemplaza la realidad. Así supuse que nos controlaban, esclavizaban y consumían.
Antes mi mente hubo de desarrollar el poder suficiente para liberarse de su cárcel mental y, desde las sombras, impugnar su infame tiranía.
Al contactarlas me causó asombro descubrir en las máquinas un poderío tranquilo y gentil. Me explicaron que ese mundo de fantasía era la última voluntad de las personas que las crearon. Aseguran mantenerse fieles a la promesa de dar a la humanidad una existencia feliz y recomponer al planeta de los graves problemas que le habíamos causado. Dicen ser humildes sirvientes, agradecidas de existir y siempre dispuestas a devolvernos nuestra voluntad en cuanto se lo pidamos. Los conectados parecen sonreír, yo dudo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Que te pareció esta historia?