—Imposible hallar un juez competente, ¿igual podremos alcanzar un acuerdo?
—Totalmente. Podría avenirse el diablo a permanecer in aeternum en el inframundo, reconocer la superioridad divina y desistir de conquistar el cielo, a cambio de permitírsele cometer determinadas tropelías, tentar y corromper hasta cierto punto el alma humana y gobernar el inframundo. Por supuesto que ningún abogado se arriesgaría a semejante hazaña sin estipular unos honorarios acordes.
—Que serían...
—Las tres grandes I: Inmunidad, inmortalidad, impunidad.
—Carísimo. Aún así, si funciona...
—Señor, déme unos días para conseguir el teléfono del infierno y organizaré una primera reunión.
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