Estábamos frente a una casona con dos puertas, una de hierro, la otra de madera.
—Elige cual cruzarás —me decías.
Crucé la puerta de madera y desperté. En mi mundo, en mi presente, en mi cama.
Crucé la puerta de madera y desperté. En mi mundo, en mi presente, en mi cama.
Desde ese día me carcome la duda.
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