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sábado, 22 de junio de 2019

Sisofromatem

«Mala suerte, otra vez desperté cara arriba» —pensó la cucaracha mirando al techo.
Su posición era por demás vulnerable y había demasiada luz. 
«Esto no es el fregadero. ¿Qué pasó anoche?»
No lograba recordarlo, pero sería algo de gravedad habida cuenta que le faltaban dos patas.
Intentó mover las antenas, no respondieron. 
«¿Cómo voy a darme vuelta?»
Entonces advirtió que su cuerpo estaba distinto, delgado y blando por fuera; le habían arrancado el caparazón. 
Invadido por el pánico, incorporó su nueva y extraña cabeza. 
Desde la cama, pudo observar al completo el cuarto de Gregorio Samsa.

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