Oxgat, el cazador de recompensas Writhow dobló la esquina y sonrió al descubrir las luces del bar. Si alguien podía darle buena información acerca de su presa, de seguro lo hallaría en un lugar como ese.
En la puerta lo atajó el viejo Krill Cuis, un enano deforme que pedía limosna flotando sobre un pequeño patín antigravedad.
—¡Ayúdeme, forastero! —suplicó. Hubiera juntado las manos si sus brazos no fueran tan cortos—. ¡Tenga misericordia de este caído en desgracia!
Sin inmutarse, el mercenario extrajo su rayo y le desintegró la cabeza. Devolvió el arma a su chaleco de cuatro brazos y entró al lugar mientras los carroñeros daban cuenta de los restos.
El pobre Krill eligió las palabras incorrectas para mendigar. La misericordia en la cultura Writhow, consiste básicamente en terminar con la tortura de una vida miserable.
¡Volver a la nave nodriza!
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