Páginas

miércoles, 20 de febrero de 2019

Fanáticos

Instantes después del golpe y todavía sangrando, el atropellado levantó la cabeza del asfalto.

Miró incrédulo al auto de carreras y al piloto que bajaba, sacándose el casco. 

El tipo llamó de inmediato a emergencias y se acercó para ayudarlo.

Al tenderle los brazos, el atropellado le agarró las manos.

—¡Juan María Traverso, ídolo, fenómeno! —pronunció mientras le besaba las muñecas, salpicándolas de sangre— ¡Si te habré visto salir campeón desde la 15…!

Acto seguido, se levantó tambaleando y se abrazó al capó del auto llorando de pura felicidad. 

—¡La violeta, me atropelló la violeta... —gritaba en medio de la avenida, mirando a la gente y señalandolo con las palmas extendidas—, la Chevy del flaco Traverso! 

Los paramédicos lo sedaron, lo lo sujetaron a la camilla, lo subieron y partieron. La sirena se fue apagando.

Apoyado en el capot, el taxista hablaba con los policías, mirándose las manos todavía manchadas de sangre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Que te pareció esta historia?