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jueves, 29 de noviembre de 2018

Mi abuelita V



Pasadas las cinco, los chicos ya se amontonaban frente a la entrada del carrusel.  

—Está cerrado —mentí.

—Pero... está andando, señor —reclamó uno de los más grandes—, veo el techo girar.

—Además se oye la música, don —se animó otro, espiando entre las lonas—. Déjenos subir.
—La calesita está rota —dije algo cortante—, la estoy probando, vuelvan más tarde.
Tras la lona, mi abuelita volvía a ser niña por algunos minutos más.


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