—Muy bien. ¿Que más?
—Si, bueno. Quiero la inmortalidad. Pero no en el bronce ni en el recuerdo de los que me quisieron ni otras monsergas. Inmortalidad contante y sonante. No envejecer, vivir para siempre.
—Ok, ¿Algo mas?
—A ver...no me gustaría que mis seres queridos murieran. ¿Podría tener la capacidad de transmitir inmortalidad a quien yo quiera?
—Si, sin problemas.
—Siendo así, conde Drácula, acá tiene mi cuello, muerda tranquilo.
Genial
ResponderEliminarGracias Claudia. Volvé pronto. Saludos.
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